Los Robots Más Curiosos del MWC

Cuando un robot coreano sirve cafés nadie le da las gracias y cuando unos brazos articulados por inteligencia artificial terminan de tocar una pieza al piano ante una multitud, al hacerse el silencio nadie les aplaude.
Son mis conclusiones principales del Mobile World Congress que deberían dar mucho más que hablar que esos teléfonos de más de dos mil euros que por lo visto se doblan y que todo el mundo comenta en los pasillos de la feria de tecnología de Barcelona aunque nadie haya podido tocarlos. Se exhibían en unas vitrinas como si fueran el Santo Grial, para que el resto de los mortales pudiéramos hacerle fotos con nuestros móviles tiesos.
Esos móviles no cambiarán el mundo, pero la manera en la que los humanos interactuemos con la robótica sí que puede hacerlo. Por eso en el Mobile World Congress sobran ingenieros y faltan antropólogos que nos ayuden a interpretar de qué va esto.

Futuros Fallidos
 En Mobile World Congress pueden verse muchas cosas que no sirven para nada. Como un reloj al que se le puede descolgar la esfera para recibir llamadas como si fuera un pendientófono. No sé si me explico. Más útil me parecía el jarrón que recarga el móvil cuando lo metes dentro. Aunque no parece muy práctico dejar ahí el aparato, a ver quién lo encuentra luego cuando uno no se acuerda de dónde lo ha metido.
También hay avances indiscutiblemente útiles, como el arenero para gatos que se limpia solo y el panel de abejas conectado que permite al dueño saber en todo momento la humedad y temperatura para poder cuidar de sus abejas ahorrándose un paseo. Además le avisa al móvil si alguien lo está robando.
Y luego están los dispositivos que atraen e inquietan a partes iguales, como el chip del tamaño de un grano de arena que se implanta en la mano y permite pagar con la piel como una tarjeta de crédito.

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